"...En el patio de la escuela, ya a los quince y dieciséis, sus amigas se reunían para contar sus encuentros sexuales con chicos. -Está buenísimo –decían.-Sí, está buenísimo –asentía Lisa, pero en realidad apenas sentía una débil excitación que se desvanecía cuando los chicos empezaban a quitarle la ropa, momento en el que pensaba “qué plomo, ahora viene la parte que es un bajón”. Accedía porque creía que así era como tenían que ser las cosas y no hacerlo significaría estar fuera de lugar, ya que todas sus amigas eran muy avanzadas en el sexo y ella no podía comportarse como una pacata en la cama. Hacía lo que creía que correspondía hacer, pero no disfrutaba en absoluto..."Lisa Kerner.
martes, 4 de mayo de 2010
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